martes, 22 de septiembre de 2009

Llegada, momentos de represión, violencia...

Acerca del domingo 28 de junio de 2009
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Todos y cada uno de los siguientes artículos es la opinión de la redacción de El Inventario y sus colaboradores ante el condenable Golpe de Estado en Honduras.
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Hoy: 06/10/2009
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En vísperas de un posible acuerdo
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Por Manuel Torres Calderón
Periodista de El Inventario

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Se habla mucho de que estamos en vísperas de un acuerdo político, del que se asegura pondrá fin a la crisis actual. Se afirma que será esta semana y se conjetura mucho sobre sus alcances. Puede ser cierto o puede que no lo sea. En todo caso, el sacrificio realizado por el pueblo – las muertes, los atropellos, las detenciones, los abusos, el costo económico y social en estos tres meses de lucha- demanda compromisos efectivos y transparentes. No puede ser un acuerdo que toque sólo los intereses de unos pocos y deje a la deriva los de la mayoría. Al contrario, es precisamente la consideración de los derechos generales lo que debe constituir el criterio adecuado y fundamental para la suscripción de un acuerdo. En ese sentido no se pueden esperar sólo compromisos políticos y electorales en una crisis que también es económica y social. Cuando se deja sola a la política tradicional y sus protagonistas aparecen la corrupción, los intereses particulares y el clientelismo, y se retoman los ingredientes que dan como resultado las decisiones equivocadas.
Conviene recordar que este ha sido un golpe de Estado de un modelo de poder que genera riquezas para unos a costa de crear mayor desigualdad, inequidad y pobreza para otros. El marco legal que se reclama restituir no se limita al retorno de Manuel Zelaya a la Presidencia , sino el que ordena la realización progresiva de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de toda la sociedad; no de un pequeño sector privilegiado. En esencia se trata de sentar las bases de una transformación real, con pasos y objetivos a corto y mediano plazo. Eso es lo complejo de esta negociación, pero también lo impostergable.
El propósito no debe ser retornar al estatus quo de la Honduras previa al 28 de junio, sino avanzar, o ¿acaso hemos tenido una sociedad tolerante, solidaria, plural, deliberativa, objetiva en el análisis de sus problemas, proponente para enfrentar los desafíos, respetuosa de los derechos de los demás, sincera respecto a los propósitos de nación, reflexiva, abierta a las ideas, donde nos reconocemos los unos a los otros en la misma dimensión de los derechos, con identidad nacional, con sentido de pertenencia, práctica y coherente en el abordaje de nuestros problemas?
El golpe puso en evidencia que la imagen de democracia que proyectábamos como nación no era cierta y que la transición constitucional iniciada en 1982 falló en la construcción de un Estado de Derecho democrático, con una institucionalidad sólida e incluyente. Su ausencia es lo que explica el conflicto, la ruptura del orden constitucional, la confrontación, el irrespeto a los derechos, la decadencia social, la fragmentación y desintegración. Por muy radical que podría haber sido el discurso del Presidente Zelaya, jamás explicaría por sí mismo el estallido social de los pasados meses. Hay mucho cinismo en quienes se asustan de la polarización existente, cuando el modelo de dominación en Honduras se fundamenta precisamente en la ausencia deliberada de cohesión social. Ninguno de los mecanismos clásicos de la cohesión funciona en el país, ni la educación, ni el trabajo, puesto que la carretera de la movilidad social está bloqueada.
Esa desintegración, que asume expresiones ideológicas y políticas concretas, es la que ha ido acumulando grados de tensión e insatisfacción tan altos que de alguna manera explican la fractura extrema que tenemos, y eso es clave recordarlo porque relativiza el papel de los protagonismos personales o de mecanismos de convocatoria colectiva como los procesos electorales.
La crisis de la sociedad hondureña es coyuntural pero también estructural y por eso se revela multidimensional, pero en esencia si no tomamos medidas para empezar a resolver el tema central de las desigualdades, exclusiones e inequidades, cualquier pacto o acuerdo será temporal e inestable. Es más, mientras más alejado estén los arreglos de las raíces del conflicto, más desaprovecharemos esta oportunidad histórica de transformar al país, como ya ocurrió después del impacto del huracán Mitch en 1998.
Las biografías personales de las elites de poder y de las bases sociales en resistencia son tan diferentes, tan disímiles, que la brecha es imposible de cerrar de manera cosmética o superficial. La intensa dinámica de protesta de los últimos cien días no ha sido provocada por una oposición política y social vertebrada, con programas y proyectos claramente identificables e ideológicamente sólidos. Ese tipo de oposición, hasta ahora, no ha existido en el país. La mayoría de los hondureños y hondureñas en resistencia han sido movilizados por una acumulación silenciosa de humillaciones, de abusos en su contra, de frustraciones y esperanzas fallidas, pero también por el deseo de contar con un mejor país. Es la decisión personal que al sumarse a otras se convierte en una decisión social. Esta no es la rebelión que la izquierda tradicional aguardó por años; más bien le ha estallado en sus manos. La palanca que la impulsa es la inconformidad que nace de las injusticias objetivas, las que se palpan cada día en la violación consuetudinaria de los derechos más elementales. Cada quien, a su manera, con mayor o menor grado de entendimiento, anda en la cabeza su propia deuda social por reclamar. Los que combaten este estallido a fuerza de dictadura son, paradójicamente, quienes lo han originado y estimulado, y que niegan reconocer su responsabilidad histórica. El problema es que sin sentido de culpa, tampoco puede existir arrepentimiento y a la mesa de negociaciones acuden pensando que siempre tuvieron la razón y que el pueblo es el equivocado. Esa es la mentalidad que busca ganar tiempo a las elecciones, no resolver la crisis. El Golpe de Estado confirmó que lo verdaderamente pétreo en nuestra sociedad no está en la Constitución , sino la mentalidad de una clase gobernante que se espanta ante el reclamo de cambios y no quiere ceder ni un milímetro de sus privilegios.
Ante ese muro de indiferencia, lo que el pueblo en resistencia ha tratado de impulsar no es ni siquiera una revolución o que le quiten a los ricos sus fortunas; es más bien un reclamo generalizado a favor de la equidad y la justicia, que la institucionalidad funcione y se respete, y que se restablezca la frontera entre lo público y lo privado; que lo público sea público y lo privado; privado. Que la corrupción, en fin, deje de ser la pandemia que desnaturaliza al Estado y pervierte el rumbo de nuestra sociedad. Es la demanda de modernidad política frente al atraso secular. Obviamente, se requiere más de cien días de lucha y nuevos liderazgos para lograrlo; sin embargo, cualquiera sea el contenido del pacto o acuerdo que se llegue a suscribir, Honduras entró a un proceso de revisión de sí misma. Los cuestionamientos son diversos, empezando por los conceptos fundacionales de “patria” y “democracia”. Sólo se puede entender como “patria” el lugar donde se reconocen los derechos y por “democracia” el ejercicio pleno de la ciudadanía. Ahí puede nacer el acuerdo o el desacuerdo, como antes lo ha sido hablar de “golpe” o “sucesión”.
Seguramente no será fácil para la Resistencia –y hablo de su dirección- abordar el tema de estas negociaciones y adoptar las decisiones correctas. Seguro que está viendo al interior de su alianza con otros grupos, precisando sus fortalezas y debilidades, sus grados de coincidencia o desacuerdo (incluyendo el tema electoral), determinando si Mel Zelaya hablará por ella o tendrá su propia voz. No será fácil, además, porque las reuniones ya están en marcha, porque al asumir la representación de muchos tiene que tener un criterio público y porque no hay defensa real de los intereses del pueblo que no sea ética. Es posible que haya quienes afirmen que más que ética lo que debe imperar en la Resistencia es el pragmatismo y que este conflicto debe concluir porque entró a su fase de cansancio, pero se debe desconfiar de quienes hablen así porque lo ético –y vale la reiteración del término – es innegociable; si se pierde ese valor o no se tiene, en cualquier momento el poder compra. El reto es ganar autonomía, crecer como movimiento plural pero con unidad de objetivos y sentar las bases de una nueva convivencia democrática. La que no hemos tenido. Desde la Resistencia nadie quiere un país destruido; al contrario, lo sueña fuerte. Ahí es donde cobra mayor sentido la propuesta de elegir una Constituyente, y también la de contar con una agenda de reformas sustanciales de Estado – un acuerdo político, económico y social- que garanticen previamente que una convocatoria de esa naturaleza no sólo sea posible, sino democrática. El pueblo hondureño quiere un proyecto de país, pero antes de eso reclama cambios concretos que le ayuden a mejorar sus condiciones de vida y refuercen su sentido ciudadano de pertenencia a esta nación de todos y todas.
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Crónica de un arribo y de un escenario cambiante
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Por: Ariel Torres Funes
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Por la mañana del día lunes 21 de septiembre Radio Globo sorprendió a la sociedad hondureña al anunciar que el Presidente Manuel Zelaya se encontraba en las instalaciones de las Naciones Unidas. En cuestión de minutos, miles de personas ya se habían tomado las calles aledañas a la ONU en Tegucigalpa. Aún no se confirmaba la presencia del mandatario, pero antes del mediodía, en Honduras se percibía la sensación que el Golpe de Estado ya se había revertido o estaba a horas de revocarse. Inclusive se mencionó que una cúpula del Ejército había sacado a Micheletti del país por la madrugada.
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En pleno optimismo, el Dr. Almendares, defensor de los derechos humanos, señalaba con acierto, “si este Golpe de Estado se revocó, ahora empezaríamos a enfrentarnos con otra lucha aún más difícil, viene lo más duro, que es la de exigir cambios estructurales a favor de la sociedad”.
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Transcurrieron un par de horas cuando representantes del Partido Liberal anunciaron que el Presidente Zelaya se encontraba a un par de cuadras de la ONU, justamente en la Embajada de Brasil. A pesar que HRN y Radio América se empecinaban en desmentir la información, su presencia ya se había confirmado, la imagen de Zelaya saludando a la Resistencia ya se difundía por el canal Cholusat; por su parte Micheletti, escondiendo su nerviosismo detrás de sonrisas falsas, parecía ser el último en informarse, “es mentira que Manuel Zelaya se encuentra en Tegucigalpa, seguramente él ha de estar muy cómodo en alguna suite de un hotel en Nicaragua, justamente decir que él se encuentra acá es terrorismo mediático; nosotros tenemos inteligencia militar, pleno conocimiento sobre sus movimientos. Muchas gracias, Dios los bendiga, ¡Viva Honduras!”. Para su sorpresa, Manuel Zelaya no estaba en una suite de Managua. Es más, se encontraba a unos 5 kilómetros de la casa presidencial.
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“Después de todo esto, ¿qué pasará ahora con los golpistas? Por ejemplo, ¿qué pasará con un Renato Álvarez?”, se preguntaba un joven frente a la embajada de Brasil. “’ ¿Sabían que Renato anda por las calles con dos patrullas de policías?”, nos comentaba.
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En medio de la conglomeración popular, se difundía la idea que un “contra-Golpe” se había gestado. La ex comisionada de la Policía María Luisa Borjas –quién ha investigado y denunciado los abusos de autoridad por parte de la Policía Nacional, comentaba, “para que haya una restitución en el Ejecutivo tendría que haber habido un Golpe militar interno contra Romeo; yo tengo conocimientos de que hay una parte significativa del Ejército que no está a favor de Romeo y Micheletti”.
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En horas de la tarde, entre unas veinte mil y treinta mil personas se habían instalado frente a la Embajada de Brasil (se esperaba la llegada de los pobladores del interior, que posteriormente se conoció fueron detenidos en las carreteras por los retenes militares); no obstante, el grito unísono de “¡Queremos ver a Mel! ¡Queremos ver a Mel!” provocó que Zelaya saliera por la azotea de la embajada para hacer una improvisada conferencia de prensa. Al ver al mandatario, la gente cambió el “¡Queremos ver a Mel!” por el mensaje “¡Queremos la Constituyente!”. Las palabras públicas del Presidente dieron a entender que no venía exactamente con las garantías que la Resistencia anhelaba, ya que venía a dialogar, que aún no se revocaba el Golpe, pero dejaba claro que su arribo era ya una presión fundamental para lograrlo.
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Por su parte, en sesión extraordinaria desarrollada en Washington, una asamblea urgente de la OEA aprobó una resolución de apoyo al regreso de Zelaya, pidiendo garantías para la seguridad del Presidente, exigiendo una firma inmediata para Micheletti en el Acuerdo de San José y advirtiendo represalias aún más contundentes si el Régimen de Facto reprimía a los manifestantes.
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A las tres y cuarentaicinco, una cadena nacional señalaba que se había impuesto un toque de queda que iniciaría a las cuatro de la tarde y terminaría a las siete de la mañana del martes 22 de septiembre. Horas más tarde se prolongó el horario hasta las seis de la noche del martes. Queda claro, no aplicaron un toque de queda, sino un Estado de Sitio. Inclusive los cuatro aeropuertos del país se cerraron, así como las fronteras terrestres.
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Mientras la Resistencia se mantenía firme en las calles a pesar del toque de queda, en Televicentro, Renato Álvarez entrevistaba a Micheletti. Además de remarcar la necesidad que tienen en llegar a su meta: el 29 de noviembre; el Presidente de Facto señalaba su mensaje preferido: para los golpistas el gran problema detrás de todo el conflicto es Hugo Chávez. Inclusive, en medio de sonrisas, instó a los venezolanos a no obedecer a su gobernante. También se pronunció en contra del gobierno de Brasil, “hemos enviado una solicitud a Brasil donde se les pide que nos entreguen a Zelaya para que lo juzguemos”, “¿Hubo respuesta?”, le consultó Renato, “no, aún no habido respuesta, pero mañana enviaremos a través de la cancillería otra nota”. Respuestas no obtendría, sólo advertencias.
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Transcurría la noche y las calles frente a la Embajada de Brasil permanecían llenas de los manifestantes que ya habían tomado la decisión de no movilizarse a pesar del estado de sitio. El desalojo violento se temía. Ochenta y seis días lo confirmaban.
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Minutos después, de nuevo una cadena nacional. La voz “anónima” que sobre una bandera hondureña anuncia las decisiones del gobierno de facto, culpaba abiertamente a Manuel Zelaya Rosales por las medidas violentas que las FF AA y la Policía Nacional podrían ejercer sobre la sociedad. (Extraño que el Cardenal no se prestó para dar este mensaje; recordemos que fue en esencia el mismo que dio el 4 de julio).
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Entre otras conclusiones, como balance del día, quedó claro que el Acuerdo de San José sigue presentándose como la única vía de resolución del conflicto. No lo olvidemos, un posible pacto que restituiría a Zelaya en el Ejecutivo, pero que también ofrece amnistía para los golpistas y sobre todo, un candado a corto y mediana plazo para la constituyente (dos demandas que se tendrían que visualizar prácticamente innegociables para la Resistencia).
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Así se cerraba la noche en el país; miles de personas despiertas, atentas a no ser víctimas de la represión, un Presidente protegido por unos cientos de metros cuadrados de territorio brasileño en plena Tegucigalpa, un gobierno ingobernable de facto al que le esperan presiones aún más contundentes desde fuera y dentro de Honduras, una represión que incrementa y sobre todo, un país entero sumergido en las consecuencias de esta prisión llamada Golpe de Estado.
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El Escenario cambió
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El sonido del helicóptero de la policía sobrevolando Tegucigalpa desde tempranas horas de la madrugada dejaba claro las intenciones del Gobierno de Facto. Radio Globo y Cholusat fuera del aire. Lo que se temía ya se llevaba a cabo. Las FF AA, junto a la Policía, desalojaban violentamente a los manifestantes que se habían congregado en las cercanías de la Embajada de Brasil. Mientras centenares de militares y policías ejercían un uso excesivo de sus fuerzas, las personas se replegaban, muchos en casas particulares, otros corrían hacia el centro de la ciudad y otros quedaban plenamente expuestos ante los embates de la represión.
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Según destacan algunos medios informativos, tres personas perdieron sus vidas a raíz de los violentos desalojos por la mañana del día martes 22 de septiembre. Entre ellos, un niño de ocho años que se intoxicó ante el gas de las bombas lacrimógenas, aún falta por confirmarlo. Eso sí, la cantidad de lesionados y detenidos no se ha podido cuantificar con exactitud (pero sólo para darse una idea, las FF AA utilizaron el estadio de beisbol como punto de concentración para los detenidos).
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Las instalaciones del Comité de Familiares y Desaparecidos de Honduras (COFADEH), también fueron transgredidas con bombas de gases lacrimógenos por las fuerzas del ejército y la policía. Horas después la presidenta del COFADEH, Bertha Oliva, aseguró en una conferencia telefónica que desde tempranas horas de la mañana se estaban "dando detenciones arbitrarias".
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Mientras las denuncias se acumulaban minuto tras minuto, Micheletti se reunía con representantes de su gobierno y la empresa privada. “Lo que pasó hoy por la mañana se hizo dentro de los términos de la autodefensa –comentó mientras sonreía-, a lo mucho lo que les dejamos fue un chichote por acá y un chichote por aquí”.
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De nuevo cadena nacional: el estado de sitio lo prolongaban hasta las 6 de la mañana del miércoles.
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Ya en horas de la noche el escenario se transformó. La resistencia activa en barrios y colonias de Tegucigalpa surgieron como epicentros continuos de enfrentamientos entre los manifestantes y la policía y efectivos del Ejército Nacional.
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Colonias y barrios como la Centroamérica, El Pedregal, El Chile, El Picachito, La Leona , El Bosque, Barrio Morazán, Las Brisas, Colonia San Francisco, Los Laureles, La Flor del Campo, La Bella Vista, El Hato, La Kennedy, Buenos Aires y muchas más, se convirtieron en “campos de guerra”. En la capital se escuchan disparos y se anunciaban detenciones masivas (solamente en el barrio La Leona se confirmaron más de sesenta detenidos). Importantes bulevares, como el de las Fuerzas Armadas, fueron cortados por focos de resistencia. Escenarios similares de enfrentamiento se repitieron tanto en San Pedro Sula, como en Choluteca.
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Aún falta por confirmar con exactitud, pero algunos reportes han denunciado inclusive más de cuarenta muertes.

No cabe duda que una sublevación está en marcha demandando la restitución del Presidente Manuel Zelaya y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.

A pesar de las advertencias internacionales -tanto como las del Presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva- no se descarta que las FF AA intenten allanar la Embajada en donde se encuentra Manuel Zelaya; los estallidos de balas en algunos barrios y aldeas del país persistieron durante toda la noche. Lo que es un hecho precisar, es que el escenario ya se modificó; tanto para la Resistencia como para los golpistas.
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¿Evitemos una Guerra Civil?
Por: José Manuel Torres Funes
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El 21 de septiembre de 2009 el Presidente Zelaya apareció en Tegucigalpa contra todo cálculo del gobierno de facto. Este evento representó una gran victoria social y política de la Resistencia, pues significó que al menos simbólicamente, el Golpe de Estado había sido revocado o estaba en vías de serlo. La gente en las calles comenzó a decir: “hoy sí hay Presidente en el país”.
Al principio se creyó que en algunas horas, el gobierno de Micheletti cedería y que políticamente, Zelaya volvería a asumir la Presidencia. No fue así, y el gobierno de facto, como ha sido su característica desde el 28 de junio, contraviniendo la demanda popular, se aferró aún más a su postura. Lo que ha sucedido a partir del lunes es de conocimiento general: se instauró un estado de sitio (un toque de queda prolongado que apenas tuvo una suspensión temporal el miércoles), se desnaturalizó un estadio deportivo para recluir a los detenidos y se llenaron las celdas de las postas policiales, al mismo tiempo –de manera inédita- comenzaron enfrentamientos espontáneos urbanos y rurales, con un saldo aún no determinado de víctimas fatales y heridos.
En estas condiciones, es cada vez más recurrente la pregunta sobre si el país se encuentra frente a la antesala de una guerra civil – posibilidad que incluso fue advertida anticipadamente por el Presidente Oscar Arias Sánchez- o si efectivamente ya estamos en una escalada interna de violencia generalizada y desigual entre la población civil y el poder militar. La simple posibilidad de que ello ocurra alarma, pero cualquier cosa es posible ya en esta Honduras que se salió del libreto tradicional y donde el pueblo está siendo acorralado.
Según el “Vocabulario técnico y científico de la Política” (Raúl Arlotti, editorial Dunken) la guerra civil significa: “aquella guerra que se realiza entre diferentes zonas geográficas, divisiones políticas o facciones ideológicas dentro de un mismo país. Puede comprender una lucha entre un gobierno establecido y fuerzas antigubernamentales, o puede desarrollarse durante un período intermedio, entre grupos que luchan por alcanzar el poder y la legitimidad como nuevo gobierno”.
Aplicando esa definición a nuestra realidad, Micheletti, sin duda, representa el gobierno ilegítimo establecido, y la Resistencia asume el papel de las fuerzas antigubernamentales. El período intermedio al que se refiere Arlotti comenzó, para los golpistas, antes del 28 de junio y culminará con las elecciones del 29 de noviembre (su meta final y trazada desde un inicio), mientras que para la Resistencia el escenario intermedio parte del 28 de junio, pasa por el restablecimiento en el poder del Presidente Zelaya y llega hasta volver realidad la Asamblea Nacional Constituyente. Los tiempos políticos, por supuesto, no son los tiempos cronológicos normales. Se acortan, se extienden, se ralentizan. Ahora mismo, para los golpistas llegar al 29 de noviembre se ve lejos, muy lejos.
Cualquier analista reconoce, como lo subraya Arlotti, que lo que se disputa es el poder y la legitimidad de ese poder. Eso explica que, lamentablemente, a lo largo de todo este período intermedio comenzó a correr sangre y la situación del país avanza hacía un panorama de más incertidumbre.
Pero, ¿por qué es importante la pregunta sobre si estamos entrando o no a una guerra civil? Porque, dentro de la lógica golpista, es posible que el recrudecimiento de la confrontación encaje dentro de su resucitada doctrina del mal necesario y sigan pensando en ir más lejos de lo que ya han ido. No sería la primera vez que un país, ocurrió en España, consolida una “legalización de una Guerra Civil”, apelando incluso a supuestos argumentos del Derecho Internacional y a una falsa defensa de la soberanía y la constitucionalidad. Eso es lo que posiblemente el Presidente Arias ha temido y que no ha sido comprendido a cabalidad.
En perspectiva, a la luz de los acontecimientos actuales, la comunidad internacional se enfrentará al hecho de que el tema del “Golpe de Estado” sea superado por un atropello aún mayor – en esto los juristas sabrán determinarlo con mayor objetividad- y que le exija una intervención todavía más contundente para evitar un desgarramiento mayor. Ya el juez Baltazar Garzón lo recordó en su reciente comparecencia en Tegucigalpa: los abusos a los derechos humanos son imprescriptibles y hay una supranacionalidad jurídica que los ventila cuando la justicia interna falla.
La advertencia es clara, pero el poder obnubila. Si se entendiera en lugar de suspender las garantías individuales y constitucionales, las medidas que se debieran tomar son garantizar el libre tránsito de los hondureños en el territorio nacional, evitar la supresión de los cortes de energía eléctrica, proteger la libertad de expresión, abrir los aeropuertos y las fronteras, instalar de inmediato servicios médicos y de organismos de derechos humanos, entre otras acciones. Ello si abonaría el camino para una negociación incluyente y legítima, no lo que Carlos López Contreras expuso a nombre de Micheletti la noche del martes y que confirman que la imposición de sanciones contra el gobierno de facto por la comunidad internacional, solamente han “envalentonado” a Micheletti, quien, además, en su empecinamiento, parece desmarcarse de su misma clase política y empresarial con decisiones que los están afectando directamente a ellos. ¿Será que entre ellos no hay más ideólogos que los de la guerra fría? o ¿hasta dónde llegarán en su enfrentamiento?
Dentro de todos estos escenarios, la comunidad internacional coincide con la presión interna encabezada por la Resistencia a favor de la restitución de Zelaya como paso indispensable para encontrar acuerdos, lo que todavía no se sabe, y es otra pregunta que debería contestarse en las próximas horas, es si a la comunidad internacional le interesa contribuir a resolver la crisis de fondo del país o sólo ésta que consideran coyuntural. Ya conjurar una guerra civil es fundamental, pero el país está expuesto a crisis cíclicas más profundas si no hay cambios estructurales de fondo. La democracia no puede convivir con tanta pobreza y desigualdad.
Todo ese espíritu de sublevación y defensa que se ha mostrado en barrios, colonias y comunidades ratifica que las heridas sociales y de clase son muy profundas. Se dice que en El Hatillo una colonia en la que hasta el momento han “convivido” un sector pobre y un privilegiado , miembros de la Resistencia pusieron retenes para evitar el paso de los “ricos” y “golpistas” a sus casas de habitación. Eso no tenía registros históricos previos. Solo los muy ciegos pueden negar que el nivel de inconformidad y desigualdad que ha vivido el pueblo hondureño durante décadas, comienza a encontrar en este período, un punto de quiebre, que hace palpable la idea de que más adelante, hayan insurrecciones más grandes y fortalecidas. Nadie en su sano juicio quiere una guerra civil. Siempre se ha dicho que se sabe cuándo y cómo empieza, pero no cuándo y cómo termina. La agenda de un eventual acuerdo que evite la escalada de la violencia está perfilada en el conflicto: la restitución de Zelaya en la Presidencia, recuperar la legitimidad internacional, disponer de un plan y recursos para enfrentar la crisis económica y social agravada, profundizar una reforma política y democratizar el proceso electoral, reestructurar los cuerpos militares y de seguridad, reconstruir la institucionalidad debilitada y convocar la Asamblea Nacional Constituyente.
Nada está tan lejos de ser posible, aunque la historia dictamine que las luchas de este tipo suelen ser dolorosas y prolongadas. Los protagonistas deben moverse con inteligencia y consolidar alianzas de peso, tanto interna como externamente. Zelaya y los dirigentes de la Resistencia, algunos de ellos, aún en la embajada de Brasil, deben saber y reconocer que están frente a un gobierno de facto, que, igual que la serpiente Uróboros, símbolo de la mitología egipcia, tiene un modus operandi muy particular y es: meterse la cola por la boca y devorarse continuamente a sí misma.
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---INFORMACION EN PROCESO--

Surgen focos de sublevación en Tegucigalpa

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Del atardecer a la noche, luego de la imposición del toque de queda y Estado de Sitio, la situación en Honduras está mostrando una nueva modalidad de lucha: la resistencia activa en barrios y colonias de Tegucigalpa. Las colonias Centroamérica, El Pedregal, El Chile, El Picachito, La Leona , El Bosque, Barrio Morazán y muchas más están retomando el control de las calles y enfrentadas a los cuerpos policiales y militares del gobierno golpista. En la capital se escuchan disparos y se anuncian detenciones masivas.

Importantes bulevares, como el de las Fuerzas Armadas, están siendo cortados por focos de resistencia.

Sucesos similares tienen lugar en otros centros urbanos del país, como San Pedro Sula, escenario de enfrentamientos fuertes en la colonia Suncery, y en Choluteca, donde la policía reprimió y capturó inicialmente más de 30 personas.

Hasta ahora el choque principal había ocurrido en la madrugada del lunes cuando fueron desalojados más de dos mil personas que estaban ubicadas frente a la Embajada de Brasil. La represión fue muy violenta, persiguiendo a todos los opositores, de cualquier edad.

Ahora la tensión se traslada a los barrios y colonias, y hay indicios claros de que podría surgir en aldeas y municipios. Una sublevación está en marcha demandando la restitución del Presidente Manuel Zelaya y la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente.

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CRÓNICA DE HONDURAS
Cuando la crisis se vuelve más oscura
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Manuel Torres Calderón
Periodista de El Inventario

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Honduras vive ahora los peores momentos de represión, violencia y abuso de poder desde que el pasado 28 de junio ocurrió el Golpe de Estado. Por decreto se suspendieron todas las garantías y derechos individuales y constitucionales. Con ello no sólo se retornó a los peores momentos, sino que el Estado de Sitio los agravó al imponer su peso a cualquier jurisdicción, ya sea Tegucigalpa o la aldea más remota. La indefensión ciudadana es mayor ante una institucionalidad que no parece tener límites, tanto así que en el estadio de beisbol ha sido improvisado como centro de detención – a la vieja usanza latinoamericana de utilizar instalaciones deportivas como mazmorras- comparten angustias tanto los que la policía identifica como miembros de la Resistencia como aquellas personas acusadas de estar donde no debían estar.
Más de siete millones de habitantes están obligados a recluirse en sus casas, permanecer dónde los tomó el Estado de Sitio o movilizarse bajo su cuenta y riesgo. La sensación colectiva es de un país por cárcel, sin embargo, es en la capital de la República donde la tensión es mayor por la llegada del Presidente Manuel Zelaya Rosales, luego de haber sido expatriado violentamente. El temor y la incertidumbre por la represión desatada genera una variedad de reacciones, entre ellas la aglomeración de los capitalinos en las pulperías (abarrotes); los estantes quedaron vacíos de alimentos básicos en pocas horas. El pan, los huevos, la harina de maíz y el agua volaron rápidamente. Esos pequeños negocios eran la única alternativa de comprar puesto que los supermercados y mercados de abasto no abrieron sus puertas.
Mientras tanto, las calles principales lucen desoladas y lo que circulan son patrullas policiales y contingentes militares. La represión se muestra más agresiva que en los primeros días del golpe y se advierte también en la dureza de los mensajes públicos de Micheletti, cada vez más parecido al estereotipo del dictador continental. De hecho, el desalojo de más de dos mil manifestantes que habían pasado la noche frente a la sede de la Embajada de Brasil, donde se encuentra Zelaya Rosales, no sólo fue violentísimo, sino que puso en práctica tácticas de guerra sicológica. La carga militar y policial fue acompañada de la repetición incesante del himno nacional y de un sonido agudo que salía de altoparlantes. Incluso estuvieron a punto de irrumpir en la sede diplomática, pero no tuvieron la orden final. A ello le siguió el allanamiento de casas próximas a la sede diplomática en busca de opositores o la agresión al edificio del Comité de Familiares de Detenidos y Desaparecidos (COFADEH), donde más de un centenar de personas buscaron protección. En el saldo parcial se mencionan tres muertos y varios heridos sólo en la primera jornada.
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Un golpe socialmente derrotado
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Para diversos analistas, la decisión de implantar el Estado de Sitio no exhibe fortaleza, sino debilidad. Lo que se aprobaron desde el gobierno de facto fueron facultades extraordinarias de represión política, no de concertación o diálogo. En el vocabulario popular se les califica como “manotadas de ahogado”, lo que ilustra de manera gráfica la peligrosidad del momento. Paradójicamente, en lugar de miedo, lo que despiertan es desobediencia e indignación. Se invoca el artículo 3 de la Constitución: “Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen”. En diversos sitios se informa de marchas espontáneas de protesta, como en la populosa colonia Kennedy, con más de 50 mil habitantes. Primero fueron unas decenas de personas, y luego sumaron más de dos mil. Algo similar ocurre en otras colonias y barrios de la capital, donde previamente a la llegada del Presidente Zelaya, el Frente de Resistencia al Golpe de Estado (FRGE) convocó caminatas que tenían el aire festivo de ferias políticas pese a que eran perseguidas por destacamentos policiales y militares que no se perdían ninguna cita, tomando descaradamente fotografías y videos.
El cambio de táctica de la Resistencia, subir de las calles céntricas a las laderas marginales, tuvo tanto impacto que sus dirigentes recibían peticiones de muchos barrios y colonias para ser parte de su recorrido. Incluso ya existía un calendario de visitas. Ese modelo urbano de conectividad también se estaba expandiendo en San Pedro Sula y en municipios y aldeas, donde se organizan comités locales. No es extraño que una de las medidas de excepción autorizadas con el estado de sitio fue instalar retenes en las carreteras y principales rutas de acceso a la capital para impedir el acceso a miles de manifestantes que acudían al llamamiento del Presidente Zelaya. A más de 80 días es claro que el golpe ya fue socialmente derrotado. Hay una afinidad popular y hasta cultural mayoritaria con el mandatario derrocado y una antipatía hacia Micheletti. Una prueba evidente ocurrió el pasado 15 de septiembre, Día de la Independencia, cuando las marchas convocadas por la Resistencia superaron abrumadoramente las organizadas por el gobierno. No hubo comparación entre unas y otras. Esa fue una señal que el golpismo no atendió, como tantas otras.
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Una llegada esperada, pero inesperada
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Lo último que Zelaya Rosales había dicho desde Managua fue: “voy a regresar antes que termine septiembre”. Eso lo anticiparon en Tegucigalpa algunos dirigentes de la Resistencia, sin embargo, siempre había dudas por los anuncios y tentativas frustradas anteriores, así que su arribo esperado…fue inesperado, incluso para el propio Micheletti que desmintió inicialmente lo que llamó “un rumor tendencioso de terroristas mediáticos”. La operación de retorno burló todo el aparato de inteligencia militar. Micheletti excusó su fracaso diciendo que “no se le puede echar la culpa de no haberse dado cuenta, es que todo esto ha roto sus contactos de información policial con sus colegas de otros países”. En las estaciones de radio que apoyan al golpe los locutores y periodistas de turno hicieron chistes de la noticia que brindó inicialmente Radio Globo, que es la voz principal de la oposición. Luego se limitaron a confirmarla y callar.
Cuando el oficialismo no salía de su escepticismo, la calle adyacente a la sede de las Naciones Unidas estaba inundada de miles de personas que festejaban la llegada del Presidente Zelaya. El ánimo que prevalecía era de alegría, mientras que los pocos policías presentes se mostraban confundidos. Muchas personas les hablaban, pero nadie los agredía. Cuando a la gente se le informó que el Presidente estaba en la Embajada de Brasil, el traslado fue inmediato. Como de la nada aparecieron carros parlantes, vendedores de banderas, sombreros, gorras, pañuelos, los “hits” musicales de la resistencia y videos principales de la lucha. En minutos había un tenderillo del comercio político informal, junto a vendedores de comida y refrescos.
Nadie sabía en las calleas las circunstancias exactas del retorno del Presidente, pero la impresión inicial fue que el golpe había sido vencido y que se sentaba un precedente histórico en América Latina. Con la confusión, algunos hicieron circular el rumor de que esta vez era Micheletti quien abandonaba el territorio y que la cúpula de las Fuerzas Armadas había sido relevada. Se supuso que la llegada del Presidente Zelaya coincidía con un contragolpe exitoso de militares presuntamente inconformes. La idea que circuló es que la Resistencia aguardaba que se reuniera al menos medio millón de personas para recuperar la Casa Presidencial. Pese al sol castigador de esas horas, había frescura y optimismo en el ambiente. En la espera hubo quienes reflexionaban sobre una pregunta capital postergada: ¿y después del retorno de Mel, qué? Luego las interrogantes brotaron en cascada: ¿Bajo que condiciones regresó Mel?, ¿Cómo quedó el Acuerdo de San José?, ¿Tendrá las manos libres para convocar la Constituyente?, ¿Cuáles son las ideas y propuestas que tiene la base social que apoyó su retorno?, ¿Cómo se responderán las expectativas de la diversidad de actores que agrupa la Resistencia?; ¿Existe una agenda de demandas a corto y mediano plazo?, ¿Qué pasará al interior de la Resistencia?, ¿Qué posición asumirá la Resistencia Liberal?, ¿Cómo acompañará la comunidad internacional el esfuerzo de reconstrucción y transformación de la institucionalidad nacional? o ¿Qué decisiones deberán tomarse en las próximas 72 horas para consolidar la derrota del golpismo? Muchas preguntas, pocas respuestas y bastante incertidumbre.
No obstante, el optimismo empezó a trocar en preocupación cuando trascendió que Micheletti seguía en Casa Presidencial y se escuchó el rotor del helicóptero de la policía, el Halcón, que siempre vuela sobre cada manifestación de la Resistencia. “¿Cómo es que todavía andan vigilando cuando el golpe fue derrotado?”. Poco a poco se apilaban evidencias de que el escenario de la conflictividad, con su lógica de la guerra fría de los 80, seguía vigente. Socialmente el golpe había sido derrotado, pero políticamente no. Así otra pregunta reemplazó a las anteriores: ¿hasta cuándo?
Los acontecimientos posteriores confirmaron la indefensión de la ciudadanía ante una institucionalidad golpista que no tiene límites y que está despreciando cualquier compromiso de negociación interna. La elite empresarial y política resiste cualquier acuerdo social construido de abajo hacia arriba. Para ella todo el conflicto comienza y termina con el Presidente Zelaya y con la influencia de Chávez. El trasfondo de desigualdad y pobreza acumulado durante años no existe. Tampoco reconocen que haya un despertar de la cultura de participación ciudadana y que el sistema político –incluyendo el electoral- se esté desplomando. En la lógica más llana y brutal del poder hubo quien expresó a través de una radioemisora: “muerto el perro, se acaba la rabia”. Y en ese empeño están dispuestos a todo. Se teme hasta un asalto al interior de la Embajada de Brasil, pese a los llamamientos internacionales e incluso de políticos tradicionales para no hacerlo. Porfirio Lobo, el candidato presidencial del derechista Partido Nacional, lo advirtió meridianamente: “ese sería un terrible error que causaría grave daño al país”. Lobo piensa en las elecciones; tan cerca y tan lejanas a la vez.
Posiblemente, a estas alturas, el bloque golpista ya está roto y se reconoce la necesidad de alcanzar un acuerdo nacional con el aval internacional, no un acuerdo internacional como el aval nacional (como es el caso de la mediación del Presidente Arias de Costa Rica), pero eso no vuelve al escenario más fácil; al contrario. Mientras desde el poder fáctico no se reconozca la legitimidad y el liderazgo de la Resistencia y la ilegalidad del golpe, las puertas de salida que se ofrezcan al conflicto serán giratorias En las calles y en las plazas no sólo marchan actores sociales sino también políticos y tienen propuestas de nación, todavía en perfil pero abiertas al cambio. El Presidente Zelaya lo advirtió desde su refugio: “estoy de acuerdo con un diálogo amplio, no bilateral”. Ese clima político para una mesa amplia no existe hoy, lo enturbia la inflexibilidad de Micheletti, el bipartidismo tradicional que sigue pensando en una “normalidad” inexistente, el Estado de Sitio que agudiza la confrontación y la violación a los derechos humanos que deja heridas profundas, pero las condiciones pueden variar de un momento a otro. La presión internacional se intensifica a medida que se le rechaza. Ninguna entrada al país – terrestre o aérea - está abierta por el momento a delegaciones mediadoras, pero ¿por cuánto tiempo? De cualquier manera, la Honduras de hoy no es similar a la de antes del 28 de junio y la presencia del Presidente Zelaya –que para algunos es fin y para otros finalidad - por sí sola modifica el escenario. La dinámica a la que entra el país será de movimientos más rápidos, quizá sin previo aviso, como lo fue la llegada del Presidente Zelaya.

9 comentarios:

  1. JA-JA-JA Ya nadie los lee golpistas. mediocres y embusteros.
    ya me entere que manuelito se fue a buscar visa donde su novia pone cuernos.

    VAYANSE A LA MIERDA. USTEDES NO PERTENECEN A ESTE PAIS POR QUE HONDURAS ES MUY GRANDE PARA USTEDES.
    USTEDES NO SIRVEN. SOLO PUTAS LOS BUSCAN

    HIJOS DE PUTA

    MG

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  2. A SE ME HABIA OLVIDADO ESCRIBIRLES QUE ME DA TANTO GUSTO QUE YA SE LES CAYO LA FARSA Y TODO MUNDO SABE LO GOLPISTAS GOLPISTAS Q SON LOS QUE LOS SALUDAN AUN SON IGUAL O PEOR QUE USTEDES PORQUE TRAS SUS ESPALDAS CONFIESAN QUE TTAMBIEN SABEN QUE SON UNOS GOLPISTAS . JA-JA-JA EN QUE CLASE DE CARICATURA ES LA QUE VIVEN PAR DE MEDIOCRES DISFRAZADOS DE NIÑOS PERFECTOS.HUYAN, HUYAN COBARDES COMO LAS RATAS QUE SON NO TIENEN LOS COJONES PARA VIVIR Y LUCHAR POR UNA PATRIA PORQUE USTEDES NO PERTENECEN ACA CON SUS AIRES DE SUPERIORIDAD VAYANSE A LA MIERDA.

    NADIE ESTA A SU LADO POR VERDADERA AMISTAD Y LAS MUJERES NO SE QUE LES PASA POR LA CABEZA A LAS QUE SE LES ACERCAN , CORRECCION A LAS PUTAS QUE SE LES ACERCAN O QUE USTEDES BUSCAN PORQUE UNA VERDADERA MUJER INTELIGENTE , CULTA, CON CARACTER JAMAS SE FIJARIA EN USTEDES NO TIENEN ESA CAPACIDAD PORQUE EN SEGUIDA SE DARIA CUENTA DE LO PATANES Y POCA COSA QUE SON POR ESO SE BUSCAN PUTAS DE TODOS LADOS QUE LES GUSTA QUE SE LAS TOPEN HASTA POR EL CULO PORQUE SOLO PARA ESO SIRVEN. MEDIOCRES Y MIL VECES EMBUSTEROS

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  3. Hola Amigos del Inventario:

    Solamente tengo una interrogante, sacaran una edicion especial con los articulos mas interesantes entorno a todo lo acontecido desde el 28 de Junio ( bueno, todos los articulos son interesantes pero seria genial contar con una compilacion con los mejores como el de la Huelga del 54 y esa analogia que estuvo super o el de los templos ateos, upss se me salio lo de atea) no se pero yo soy de las que todavia me gusta guardar impreso para coleccionar reliquias como estas q seran parte de nuestra historia.
    Como siempre un placer leerles, escribirles y visitarles en Cinefilia de vez en cuando.

    Faby Rodriguez

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  4. Hola Faby, muchas gracias por escribir. Ahorita estamos trabajando en una nueva edición. Incluiremos en este número los que aún no hemos publicado y otros nuevos que aún tampoco hemos puesto en el blog. Sólo estamos esperando un poco el desarrollo de los sucesos.
    De nuevo, gracias por tu comentario. Y será también un gusto atenderte en Cinefilia. Saludos.

    El Inventario

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  5. SOBRE EL ACUERDO DE SAN JOSE VRS ACUERDO DE TEGUCIGALPA

    El Acuerdo de Tegucigalpa fue firmado el 30 de Octubre y fue presentado por el Presidente Manuel Zelaya Rosales " como un triunfo de la democracia"; en cambio la conducción del Frente Nacional de Resistencia lo ha calificado " como una victoria popular"
    Pero recordemos que solo la mas honesta reflexion del pasado nos puede servir para construir un mejor futuro...
    Veamos...

    SOBRE EL GOBIERNO DE UNIDAD Y RECONCILIACIÓN NACIONAL
    Según nuestra Constitución el Presidente de la República es el único facultado para integrar un Gabinete de Gobierno. Cuando en el convenio se utiliza el termino "conformaremos" indica q la integración del llamado "Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional" se haría de común acuerdo entre el Presidente Mel y el Golpista Micheletti, pero no deja claro quien lo presidirá y por tanto quien lo nombrara. En otra parte del acuerdo ( sobre el Poder Ejecutivo) eso tendría que quedar especificado, pero no es así, y la ambigüedad persiste.
    Sin embargo, aun en un Gobierno presidido por el mismo Presidente Mel, los problemas no acabarían, si es compartido con los Golpistas.
    Se estaría planteando un problema jurídico-político de fondo ¿En base a que un gobernante legitimo debe compartir su gobierno con un usurpador? Porque instancias Internacionales como la OEA o la ONU que se supone "serias" y "democráticas" presionan al Pueblo hondureño para q acepte ser co gobernado por golpistas? ¿ Porque quieren hacernos creer que eso es solución a un Golpe de Estado?

    SOBRE AL AMNISTÍA PARA LOS DELITOS POLÍTICOS
    Según Nuestra Constitución ( Articulo 205,inciso 16) la Amnistía solo puede ser decretada por el Congreso Nacional, que es dominado por los golpistas. Si ese punto del acuerdo hubiese sido convenido, el Congreso hubiese estado políticamente obligado a decretar una " Amnistía General" y a suspender todos los procesos judiciales iniciados por los hechos vinculados al Golpe de Estado que se hubieran iniciado antes del 1 de Julio, además no se abrirían nuevos procesos acusatorios en un periodo de seis meses.
    En gran medida la intención de la Comisión del Presidente de no incluir la Amnistía, fue dejar desprotegidos a los militares y policías por las graves violaciones a los Derechos Humanos que cometieron en cuatro meses de represión. Viéndola así, fue una intención correcta. Pero, sin demeritar esa estrategia, también hay que poner los pies sobre la tierra.

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  6. SOBRE LA RENUNCIA A CONVOCAR A UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE O REFORMAR LA CONSTITUCIÓN EN LO IRREFORMABLE
    El Acuerdo de San José y el Acuerdo de Tegucigalpa coinciden totalmente en la redacción de este punto.
    El abandono de la demanda de la Constituyente departe de su principal promotor, el Presidente Zelaya, es un hecho sobre el cual no se ha reparado sus implicaciones y consecuencias.
    Dejar esa reinvidicacion por presión de los golpistas y el imperio, sin antes haber agotado la lucha y precisamente cuando sus seguidores morían a decenas y eran molidos a golpes o a balazos por la dictadura, fue un acto de oportunismo político de parte del presidente Zelaya, porque se hizo a cambio de la promesa de ser restituido simbólicamente, sin poder, es decir de mentiras, siendo eso útil solo para garantizar el proceso electoral de los golpistas.
    El presidente se ha justificado explicando que se trata de solo una renuncia temporal del planteamiento por razones de " estrategia", la cual durara hasta el 27 de Enero del 2010 cuando sale de la Presidencia, pero que a partir de ahí, continuara promoviéndola junto ala Resistencia. Pero esa explicación no convence.
    Hay mucho temor a la auto determinación de la clase trabajadora y a que esta puede barrer con la propiedad privada. Si a un trabajador le cuesta alcanzar su conciencia de clase, cuanto mas le costara a un burgués desprenderse de esas concepciones que en coyunturas como estas, obstaculizan el avance hacia la Revolución. Por eso es que el Movimiento Popular nunca debe confiar incondicionalmente en ningún político que provenga de la Burguesía por muy Progresista que parezca.
    Muestra de eso es que el Presidente Zelaya acepto abandonar la Reinvidicacion de la Constituyente precisamente cuando el Movimiento por esta demanda estaba mas fuerte en las calles ; cuando había mas posibilidades de derrotar al enemigo.

    SOBRE EL ADELANTO DE LAS ELECCIONES GENERALES Y EL TRASPASO DE GOBIERNO
    El único cambio que se le hizo al acuerdo de Tegucigalpa en relación con el de San José fue eliminar la referencia al adelanto a las elecciones. Dice el Acuerdo, por ejemplo, que el Pueblo debe de abstenerse de hacer llamados a ala "desobediencia civil" y a la "insurrección" cuando ha habido un Golpe de Estado y todavía no se ha restituido al Presidente ; y además cuando esas elecciones son organizadas por Golpistas. Pudo haberse condicionado el reconocimiento de las elecciones a la restitución del Presidente.
    Dice también que el Pueblo no debe de asumir "conductas antijurídicas" ( Como exigir una constituyente o una cuarta urna) pero no dice que el Tribunal Supremo Electoral fue elegido antijuridicamente en el Congreso Nacional porque sus Magistrados no reúnen los requisitos que demanda la Constitución para serlo.
    Y para rematar con esta desfachatez, dice que el Pueblo no debe oponerse a las elecciones ni a su resultado, pero no dice que hacer para contrarrestar un potencial fraude electoral , como el que la oligárquica viene organizando hace varios meses.

    SOBRE LAS FUERZAS ARMADAS Y LA POLICÍA NACIONAL
    " Reafirmamos el carácter profesional, apolítico, obediente y no deliberante de las Fuerzas Armadas hondureñas"
    Me pregunto: ¿ De que país están hablando en estos " Acuerdos" ? No fueron las Fuerzas Armadas las que dieron este Golpe de Estado , quitaron a un Presidente y Pusieron otro? ¿ No son las mismas que a masacran a balas y a golpes a compañeros (as)?
    Este punto del Acuerdo de Tegucigalpa es insultante para nuestro muertos, fracturados, heridos y humillados que le han apostado a una lucha para vivir con la tranquilidad de tener convicciones...
    ¿Como o es posible que la Comisión Negociadora del Presidente aceptara esto?
    Un Acuerdo no puede partir de algo irreal, si no de lo que existe y postular medidas para cambiarlo.

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  7. SOBRE EL RETORNO A LOS PODERES DEL ESTADO A SU INTEGRACIÓN PREVIA AL 28 DE JUNIO
    Este punto del Acuerdo es el mas controversial de todos y el que tiene entrampada la actual situación. Fue una barbaridad que se eliminara del texto del Acuerdo de Tegucigalpa la única frase del texto del Acuerdo de San José que podía obligar al Congreso a la restitución, pues se borro del texto la frase: "Lo anterior implica el Retorno de José Manuel Zelaya Rosales a la Presidencia de la República..."Habiendo quitado eso, solo le quedo al Presidente una vaga referencia al "espíritu del Acuerdo de San José" que se presta a subjetivas interpretaciones de las que pueden asirse los golpistas. ¿ Como puede aceptar la Comisión Negociadora de Mel dejar nuestra lucha sin una base tan importante en el Acuerdo?

    SOBRE LA COMISIÓN DE VERIFICACIÓN Y LA COMISIÓN DE LA VERDAD
    Iniciemos con los Integrantes de la Comisión de Verificación: La Señora Hilda Solis Secretaria de Trabajo de Estados Unidos; el expresidente Chileno, Ricardo Lagos, por parte de la OEA; Arturo Corrales departe de los Golpistas y Jorge Arturo Reina por el Presidente Mel.
    ¿ Por que aceptar a una representante de los Estados Unidos? No es necesario decir que la Señora Solis trabajara en beneficio de los Golpistas. Y e4n cuanto al Expresidente Lagos, son de dominio publico sus vínculos con los sectores reaccionarios de Washintong lo cual tampoco lo hace confiable.

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  8. Comisión de la Verdad:
    En cuanto a la Comisión de la Verdad, al menos hubo un avance en relación al Acuerdo de San José porque se quito que su objetivo fuera " la recuperación de la confianza del pueblo hondureño en su Constitución ( la que la Resistencia quiera cambiar) y en su Gobierno ( el que surja de las elecciones fraudulentas) porque aceptar esto habría sido el colmo.
    Pero ¿ Por que se acepto que fuera el próximo Gobierno el que integrara esa Comisión? Debió haberse definido que solo el Presidente Mel Zelaya, el elgitimamente electo, es el único legitimado para nombrar esa Comisión y no el "próximo gobierno" que surja de las farsa electoral del 29 de Noviembre. Una Comisión de la Verdad en otras manos va a "descubrir" cualquier cosa menos la verdad.
    Es notorio que la Comisión de Verificación tiene mucho poder arbitral para decidir lo que sera considerado como una como una interpretación correcta del Acuerdo y para "determinar la solución que corresponda" Están fuerte que en realidad es una Comisión Interventora que simplemente una Comisión Verificadora, en la que los agentes del imperio y los golpistas son la mayoría.


    SOBRE LA NORMALIZACIÓN DE LAS RELACIONES DE LA REPÚBLICA DE HONDURAS CON LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
    El Acuerdo de Tegucigalpa no modifico en nada este punto el Acuerdo de San José y fue aceptado sin protesto por ambas Comisiones.
    Uno de los objetivos inmediatos de los golpistas fue romper el aislamiento internacional en especial de los Estados Unidos. ¡Y lo lograron! con la sola firma del Acuerdo.

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  9. EN CONCLUSIÓN...
    La fecha mas importante suscrita en el Acuerdo de Tegucigalpa en busca del Retorno hacia el "Orden Constitucional" no se cumplió; transcurriendo ya nueve días desde el 5 de Noviembre, fecha en la cual se suponía Mel Zelaya debió ser restituido en su cargo, desde este escenario ficticio de restitución cabria preguntarnos: ¿Q hubiese sucedido en el lapso comprendido del 5 al 29 de Noviembre 2009 al 27 de Enero 2010 con Mel Zelaya de nuevo en el Poder? es mas; ¿ Q sucederá en el escenario actual tomando en cuenta la realidad que nos asiste del 13 al 29 de Noviembre 2009 y en los sucesivos días en nuestro resquebrajado y acribillado país? Muchas preguntas y sobre todo la incertidumbre inundan la cabeza de la gran mayoría, hondureños que hemos resistido no solo a partir de un 28 de Junio, en cambio venimos resistiendo desde cada una de nuestras trincheras a lo largo de nuestras vidas. Q hacer??? Repensarnos, Actuar, Luchar!!!

    Atte.

    CG

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